El primer intento conocido de lanzarse en paracaídas tuvo lugar en Córdoba (España), en el año 852, con éxito parcial, ya que Abbás Ibn Firnás, el hombre que saltó, sufrió algunas heridas al caer. El uso del paracaídas también fue sugerido por Leonardo da Vinci cuando vivía en Milán, A lo largo de la historia ha habido muchos otros intentos fallidos. El primer paracaídas práctico fue inventado en 1783 por Louis-Sébastien Lenormand.
El aeronauta francés Jean Pierre Blanchard dejó caer un perro equipado con un paracaídas desde un globo en 1785, y en 1793 aseguró haber realizado el primer descenso humano con éxito utilizando un paracaídas. En adelante, los paracaídas se convirtieron en un elemento habitual del equipamiento de los pasajeros en los globos aerostáticos, y después de la Primera Guerra Mundial se adoptaron como sistemas de seguridad para los pilotos y los pasajeros de los aviones.